Sangre, vísceras, mutilaciones, violencia explícita hasta un grado que roza lo inaguantable. El panorama del manganime japonés no se compone solo de ninjas sacudiéndose la cara con power-ups incomprensibles o de niñas con trajes raros, no. Dentro de este amplio mundillo hay un género que solo es apto para los duros de estómago, para aquellos que lo tienen recubierto de titanio.